sábado, 24 de marzo de 2018
martes, 20 de marzo de 2018
Sobre Claudicaciones
Una pequeña glosa de la poeta y filóloga Paula Menéndez García-Argüelles a mi último libro de poemas. La acompaña uno de ellos.
domingo, 18 de marzo de 2018
Oliver Punk
Haber
visto otra vez a los amigos con los que uno comparte tantas cosas, incluyendo
algo tan misterioso como la vocación, me ha dejado encendido, sosegado y feliz.
Tener
presente que el motivo del reencuentro haya sido el estreno de un documental en
el que han trabajado mucho y en muy poco tiempo acusa esta alegría.
Aunque
yo no pude asistir a la proyección por causas mayores (?), me uní a un salvaje
festín en el Boca a boca a las cuatro de la tarde. Ahí comenzó la aventura del
día. Voy a contar algunas de sus partes importantes hasta que me fatigue la
escritura, aun a riesgo de incoherencia dado el tremebundo hangover que estoy
padeciendo. Descendió mucha cerveza y mucho jale por nuestros gaznates. Tomamos
allí mismo café (yo asúca no). Saúl se tomó un yankee. En la sobremesa se quedó
con nosotros el matrimonio más encantador que conozco: forman el combo
sentimental Isabel Lara y Federico Volpini. Con Federico compartí un delicioso
chupito de orujo de hierbas. Poco después, de la que íbamos al café Paraíso,
nos detuvimos en la nueva Casa del libro y hablamos horrores de las novedades
un rato, ligeramente ebrios.
En
Paraíso tomamos más café y más cerveza, y Fernando me dio unas lecciones sobre
materia afectiva, al hacerme pensar en el contacto físico como una mera
representación contingente de lo que de verdad es necesario. Sobre las ocho y
media estábamos viendo Vértigo en el teatro Campoamor. Lo pasamos considerablemente
mal por el calor implacable, que nos hizo volvernos pegajosos y de humor flaco
y movernos y resoplar mucho, aunque para Xaime estas sensaciones acompañasen en
todo momento la naturaleza del filme. El suspense mejor sudando e incómodo.
Saúl no entendió el fetiche (?) de los músicos que interpretaban en directo,
perfectamente sincronizados con el delirio de imágenes, la banda sonora. Lo
cierto es que considerado teleológicamente tiene poco sentido: el hecho de interpretarla persigue una ejecución perfecta que neutraliza cualquier diferencia ('mientras veía
la película deseaba estar viéndola en mi portátil', confesó Saúl al salir) pero a mí
me divertía mirar cada poco los voluntariosos espasmos del director y observar
a los intérpretes como si fueran tramoyistas. Nada más salir los títulos de
crédito, al levantarnos de las butacas, me echó la bronca una señora mayor por
haber hablado varias veces y haber usado el móvil también varias veces. Le
contesté airadamente que me daba igual, porque ella no había cerrado el pico ni
un minuto. Quien no había callado era su amiga. Nos reímos a rabiar.
Cenamos
en la Corte dos cachopos muy muy tiernos. Hablamos mucho y muy bien, de muchas
cosas y apenas ninguna frívola. Ya estoy fatigado.
La
felicidad me atonta. De hecho en ocasiones me hace parecer ridículo.
Larga
vida a Fernando Martínez Lavandera.
Larga
vida a Xaime Martínez.
Larga
vida a Diego Álvarez Miguel.
Larga
vida a Saúl F. Borel.
Larga
vida a cyberFloriano.
Larga
vida al Patarrealismo Salvaje.
Estoy
lleno de gratitud. Esto es verdadero y nunca decaerá.
viernes, 16 de marzo de 2018
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